El aprovisionamiento hídrico de la ciudad se realizó a través de una tubería de plomo de más de 4 km de longitud, que faldeó las lomas situadas al norte de Segobriga. Esta conducción de agua a presión captaba las aguas subterráneas de un acuífero localizado en el lugar denominado Fuente la Mar en Saelices, donde puede verse el inicio del acueducto. Allí confluyen cuatro minas de captación situadas dos al principio y otras dos al final de una larga galería subterránea, tallada en la roca y de 225 m de longitud. Las aguas reunidas en esta mina llegaban a la ciudad a través de un specus o canal construido con hormigón, en cuyo interior se dispuso la tubería de plomo.
Con el agua que llegó desde Fuente la Mar, se abastecía primordialmente a los conjuntos termales y a las fuentes, de donde la mayoría de la población tomaba agua para un uso doméstico, aunque algunas viviendas dispusieron de cisternas subterráneas.
La ubicación del templo martirial -la denominada basílica visigoda- en la primera mitad del siglo V de nuestra era, asociado a la memoria de una personalidad local, supuso el embrión de una extensa área funeraria con enterramientos que se aglutinarán a partir de entonces en torno a las tumbas ad sanctos y basílica extramuros.
Los difuntos fueron enterrados, siguiendo el rito de la inhumación, en ataúdes de madera situados en el interior de fosas delimitadas y cubiertas con losas de piedra. Se dispusieron boca arriba y con la cabeza al oeste para dirigir sus rostros hacia la salida del sol. Algunas de las sepulturas excavadas han aportado algunos de los objetos de aderezo personal de los inhumados.
Durante los trabajos de excavación en el circo se halló un sector de una necrópolis fechada entre el siglo I y mediados del II d. C., que fue desmantelada durante los trabajos de construcción de este edificio para espectáculos.
El ritual funerario principal fue la incineración, con urnas de cerámica utilizadas para contener las cenizas de los difuntos. Presenta una planificación previa del terreno en parcelas funerarias a ambos lados de una vía funeraria principal y en caminos interiores de carácter secundario.
Junto a aquellas, se localizaron cerca de doscientas inscripciones –principalmente, estelas- que evidencian el uso de la necrópolis, sobre todo por esclavos y libertos, muchos de ellos inmigrantes de origen griego. Existieron también monumentos funerarios como demuestra el hallazgo de un notable conjunto de elementos de decoración arquitectónica y esculturas destinados a su ornamentación.
Segobriga fue sede episcopal en el siglo VII. Conocemos los nombres de ocho prelados que acudieron a los Concilios de Toledo entre los años 589 y 693 y de otros tres obispos más, Sefronio, Nigrino y Caonio, enterrados en la basílica.
Es uno de los edificios más famosos de Segobriga y el primero en ser excavado en 1789. Situada fuera del caso urbano, alrededor se extiende una necrópolis que asegura el carácter funerario del templo, seguramente construida sobre la tumba de algún cristiano singular allí enterrado, que pudo atraer los sepulcros de los obispos y luego de todos los fieles
Presenta planta rectangular, de tres naves, separadas por diez columnas, con un crucero central, un ábside en la cabecera y cripta. En esta basílica fue depositado el sarcófago que contenía los restos de Sefronio, obispo segobrigense muerto hacia el año 600, que fue hallado en el siglo XVIII.

Ctra. Carrascosa de Campo a Villamayor de Santiago, s/n, E-16430 Saelices (Cuenca).
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Mail: segobriga@dipucuenca.es
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Diseño y ejecución: Grupo Tragsa. Contenidos: Rosario Cebrián Fernández, directora científica del Parque arqueológico de Segóbriga con la colaboración del Grupo Tragsa.
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